Cuando se conduce por la Provenza en verano, la fragancia única del tomillo, el romero, el orégano y otras hierbas mediterráneas envuelve al viajero. Se pueden utilizar como condimentos durante todo el año para aportar a los platos una sorprendente nota mediterránea.
Las hierbas de la Provenza (Herbes de Provence) no son ninguna denominación de origen protegida ni tampoco una mezcla específica, ya que cada jardinero, cocinero y puesto de mercado dispone de su propia mezcla. Las plantas proceden a menudo de países de los Balcanes o del norte de África. No obstante, la mezcla incorpora siempre albahaca, ajedrea, laurel, orégano, romero y tomillo. La lavanda es una cuestión polémica entre los chefs: “demasiado empalagosa” para algunos y “maravillosamente floral” para otros. En la cocina provenzal también se utiliza estragón, hinojo, perifollo, mejorana o salvia en la mezcla, dependiendo de las preferencias del chef o la variedad del huerto.
Las hierbas de la Provenza son perfectas en platos de caza y aves, carnes y pescados a la parrilla, y sopas de verduras. Si los alimentos se cuecen, las hierbas se pueden atar en un pequeño manojo, con el fin de que sea más sencillo retirarlas después de la cocción. Si el plato es un asado, las hierbas se pueden esparcir libremente por encima y por debajo de los alimentos. Como se podría esperar, las hierbas de la Provenza saben mejor cuando están frescas, pero las hierbas secas siguen teniendo un gran sabor que permite incorporar el aroma del sur de Francia en la cocina.