Dulces, jugosas y muy saludables, las naranjas enriquecen nuestra dieta y se pueden utilizar de muchas maneras diferentes.
Su nombre alternativo en alemán revela su origen: ¡las naranjas proceden de Extremo Oriente! Su nombre en alemán, “Apfelsine”, significa “manzana de China”. En el Imperio Medio las naranjas existieron durante más de 3.000 años, pero actualmente Brasil y Estados Unidos son los mayores productores del mundo de esta fruta, que es el cítrico que más se cultiva en el planeta. Todo el mundo sabe que no solo tienen un buen sabor y contienen altos niveles de vitamina C, sino que también ofrecen muchos más nutrientes saludables, como los polifenoles. Estos metabolitos secundarios de las plantas tienen un efecto antioxidante, ayudando a reducir la inflamación y a fortalecer el sistema inmunológico.
Además, las naranjas aportan felicidad porque son una fuente de vitamina B, que es responsable de la producción de serotonina, una hormona que genera sentimientos de tranquilidad y alegría. En la cocina, esta fruta redonda es también un gran recurso. La pulpa de la fruta, agradablemente dulce y levemente ácida aporta una nota fresca y afrutada a numerosos platos, desde clásicos, como el pato a la naranja, las crepes Suzette o los canónigos con nueces, a una sencilla ensalada con aceite de oliva, miel y pimienta. Si deseas utilizar la cáscara, debes asegurarte de comprar fruta de calidad orgánica. De lo contrario, solo debes aprovechar el interior. Las frutas pequeñas son a menudo bastante más dulces y jugosas que las grandes con una piel gruesa.