Antaño un reino orgulloso, la región de Navarra, en el norte de España, se ha ganado desde entonces una fama mundial por sus vinos de calidad.
La comunidad autónoma de Navarra, en la zona central del norte de España, se caracteriza, en el noroeste, por su escarpada, rocosa y, a menudo, tormentosa costa atlántica; en el noreste por los innumerables valles de los Pirineos y sus laderas y por la árida cuenca que rodea Pamplona y las orillas del río Ebro en el sur. Esta descripción objetiva refleja la variedad natural de los vinos producidos en este antiguo reino (824-1841).
Hasta los romanos producían vino en Navarra. Sin embargo, tras una serie de poderes de ocupación en la región, cada uno con sus preferencias en lo que atañe a la bebida, la producción de vino se detuvo durante un largo período de tiempo. No fue hasta el siglo XII, cuando los monjes de Cluny, en Loira, y del Císter, en Borgoña, establecieron monasterios en Navarra, que la producción de vino experimentó, por fin, una recuperación. Todavía hoy se pueden apreciar en la Ruta de los Vinos de Santiago, que recorre el Camino de Santiago, el peregrinaje más conocido del mundo, que atraviesa pueblos, iglesias, monasterios, palacios y bodegas increíblemente conservados.
Hoy en día, las cinco regiones vinícolas de Navarra ocupan más de 15 280 hectáreas hasta el sur de Pamplona. La región produce, principalmente (un 70 %), vinos tintos potentes y sabrosos de las antiguas variedades de uva española tempranillo y garnacha y las variedades modernas francesas como la cabernet sauvignon y merlot. Aproximadamente, un 25 % son vinos rosados, frescos y afrutados (rosado o clarete) y un 5 % son vinos blancos secos con notas florales hechos de uvas chardonnay y viura y vinos dulces de moscatel.
Navarra tiene una de las leyes vinícolas más liberales de España, gracias a lo cual es posible encontrar ejemplos de casi cualquier tipo de vino: vinos de variedades únicas o coupages en cualquier combinación posible; maravillosos vinos tradicionales de campo y vinos de diseño modernos; vinos creados de vides de hasta 70 años o de «jovenzuelas» de tres años. La gama de vinos tintos va desde jóvenes, potentes y de peso hasta vinos de Pago, gran reserva madurados en barrica de madera hasta 36 meses y solo consumibles una vez transcurridos, como mínimo, diez años que, una vez maduros, dejan a muchos vinos de Burdeos en un segundo plano en cuanto a elegancia, complejidad y suavidad. Desafortunadamente, muchos vinos blancos también se producen en barricas lo que, a menudo, les priva de sus notas afrutadas. Sin embargo, esto está cambiando: un increíble número de mujeres bien preparadas trabajan tanto en bodegas familiares como en cooperativas. Ellas no son solo capaces de reducir el tiempo que el vino pasa en la barrica, sino que también vuelven a plantar las antiguas variedades de uva. Lo mejor de todo ello, es que cada vez más de esos vinos se exportan, por lo que están disponibles fuera de Navarra.
Texto: Rainer Meier
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